El Patito Feo — Clip 023
Y enseguida… Y enseguida se adelantó un ganso y le hipropinó un picotazo en el pescuezo. ¡Déjalo en paz! exclamó la madre. ¡No molesta a nadie! ¡Sí, pero es gordote y extraño! contestó el agresor.
Y enseguida… Y enseguida se adelantó un ganso y le hipropinó un picotazo en el pescuezo. ¡Déjalo en paz! exclamó la madre. ¡No molesta a nadie! ¡Sí, pero es gordote y extraño! contestó el agresor.
¿Están todos? prosiguió, incorporándose. Pues no, no los tengo a todos. El huevo grandote no se ha abierto aún. ¿Va a tardar mucho? Ya estoy hasta la coronilla de tanto esperar.
¡Habrá que sacudirlo! ¡Tiene usted unos hijos muy guapos, señora! dijo el viejo de la pata vendada. ¡Lástima de este gordote! Ese sí que es un fracaso, me gustaría que pudiese retocarlo. ¡No puede ser, señoría! dijo la madre. Cierto que no es hermoso, pero tiene buen corazón y nada tan bien como los demás.
Bueno, ¿qué tal vamos? preguntó una vieja ganza que venía de visita. Este huevo no termina nunca, respondió la clueca. No quiere salir. Pero mira a los demás patitos, ¿verdad que son lindos? Todos se parecen a su padre, y el sinvergüenza no viene a verme.
Incluso diría que mejor. Me imagino que al crecer se arreglará y que con el tiempo perderá volumen. Estuvo muchos días en el huevo y por eso ha salido demasiado robusto. Y con el pico le pillizcó el pescuezo y le alisó el plumaje.
Déjame ver el huevo que no quiere romper, dijo la vieja. Créame, esto es un huevo de pava. También a mí me engañaron una vez, y pasé muchas fatigas con los polluelos, ya que le tienen miedo al agua.
Además es macho, continuó. Así que no importa mucho, estoy segura de que será fuerte y se despabilará. Los demás polluelos son encantadores de veras, dijo el viejo.
No pude con él, me desgañité, y lo puse verde, pero todo fue en vano. A ver el huevo. Sí, es un huevo de pava, déjalo y enseña a los otros a nadar. ¿Qué pasa? preguntó la vieja. Lo empollaré un poquito más, dijo la clueca. Tanto tiempo he estado encima de él, que bien…
Y se encaminaron al corral de los patos, donde había un barbullo espantoso, pues dos familias se disputaban la cabeza de una anguila. Y al fin fue el gato quien se quedó con ella.
Vayan a hacer una reverencia de que el pato viejo de allí es el más ilustre de todos los presentes. Es de raza española, por eso está tan gordo.